Los niños y niñas con altas capacidades suelen vivir las emociones de forma intensa y profunda. Esta intensidad es parte de su riqueza interior, una fuente de sensibilidad, creatividad y empatía que los hace únicos. Sin embargo, también puede presentar desafíos para ellos y para las familias que los acompañan.
¿Qué hace especiales sus emociones?
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Sentimientos profundos y amplios: Pueden pasar rápidamente de una alegría desbordante a una tristeza profunda, experimentando cada emoción con gran intensidad.
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Sensibilidad elevada: Perciben y reaccionan con mayor fuerza a estímulos emocionales, como injusticias, críticas o cambios en su entorno.
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Dificultad para modular las emociones: A veces les cuesta regular la intensidad de sus respuestas y pueden sentirse abrumados.
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Rumiación: Tienden a pensar mucho y repetidamente sobre sus emociones, lo que puede aumentar la ansiedad o la preocupación.
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Empatía marcada: Se conectan profundamente con los sentimientos de los demás, lo que puede ser fuente de gran riqueza emocional pero también de agotamiento.
Esta combinación de sensibilidad y profundidad emocional puede hacer que su mundo interior sea muy rico y complejo, y merece ser entendido y respetado.
Acompañar desde el amor y la comprensión
Es importante recordar que las emociones intensas no son un problema ni una molestia. Son parte de la esencia de nuestros hijos e hijas y, bien acompañadas, pueden ser una gran fortaleza.
Por eso, acompañarles implica crear un espacio seguro donde puedan expresar sus sentimientos sin miedo a ser juzgados o rechazados. Aquí te dejamos algunas claves para hacerlo:
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Validar sus sentimientos
Reconocer y aceptar lo que sienten, con frases como “entiendo que te sientas así” o “está bien sentir eso”, les ayuda a sentirse comprendidos y acompañados. -
Escuchar activamente
Ofrecerles tiempo y atención sin interrupciones, mostrando interés sincero en lo que comparten. -
Enseñarles herramientas para gestionar las emociones
Técnicas sencillas de respiración, relajación, escritura o dibujo pueden ayudarles a canalizar lo que sienten. -
Modelar la gestión emocional
Mostrar con nuestro ejemplo que todos sentimos y gestionamos emociones, y que está bien pedir ayuda cuando la necesitamos. -
Fomentar la expresión creativa
El arte, la música, la escritura o el juego son vías naturales para que expresen sus emociones de forma saludable. -
Buscar apoyo profesional cuando sea necesario
Si la intensidad emocional dificulta su bienestar o el de la familia, la ayuda especializada puede ser fundamental.
Consejos prácticos para familias
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Crear un ambiente predecible y seguro
Las rutinas y la estabilidad aportan confianza y reducen la incertidumbre emocional. -
Fomentar la comunicación abierta
Invitarles a hablar sobre sus sentimientos sin presiones. -
Respetar sus tiempos y ritmos
Algunos días serán más intensos que otros, y eso está bien. -
Cuidar también de uno mismo
Acompañar emociones intensas puede ser agotador. Buscar apoyo, descansar y ser compasivos con uno mismo es clave.
La emoción como motor de crecimiento
La intensidad emocional de nuestros hijos e hijas no solo es un desafío: es también una puerta a la profundidad, la autenticidad y la creatividad. Les impulsa a cuestionar, a sentir con intensidad y a conectar con los demás de forma especial.
Con amor, paciencia y herramientas adecuadas, esa intensidad puede convertirse en una gran fortaleza para su desarrollo personal y para el enriquecimiento de toda la familia.
¡Queremos escucharte!
Cada familia tiene su propia experiencia y sabiduría. ¿Cómo vives tú las emociones intensas de tu hijo o hija? ¿Qué te ha ayudado a acompañarlas? Comparte tu historia, tus consejos o tus dudas en los comentarios o en nuestro grupo de WhatsApp.
Juntos, podemos aprender, apoyarnos y crecer como comunidad.

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